Antes de dar las claves debemos hacer un rápido recorrido por las fórmulas de un programa de éxito. Lo primordial es dar al espectador algo nuevo que le haga evadirse de sus problemas, pongamos un ejemplo:
Abres el frigorífico para prepararte la comida, el pobre está para irse solito a la compra, con suerte encuentras un plato de acelgas que, en un gesto de derroche, preparaste la noche anterior, mientras lo calientas en el microondas preparas la mesa, mentalmente anotas «comprar (cuando puedas) servilletas de papel». Ya calientes las acelgas echas un chorrito de vinagre, las pones en la mesa, de estas que se suben porque el salón es tan pequeño que no cabe otra y enciendes la televisión y, ahora es cuando viene el dilema, ¿Qué programa ves?. Está claro que después de más de dos años en el paro y a punto de acabarse la ayuda de 400€ no estás para que te cuenten problemas y recurres como todos los días a ese canal que te entretiene. Y mientras degustas tu exquisita comida, entre la cacofonía de voces que te llegan a través del televisor, a cual más alta, piensas: «Más quisieran estos, con todo lo que tienen, ser tan felices como yo».
Esa es la fórmula, darle al espectador voces, no acelgas, voces y a ser posible de varias gargantas a la vez.
Creo que poco a poco ya se va aclarando el asunto, en próximas entregas veremos los distintos tipos de programas, así como las claves y, al final, cualquiera de nosotros será capaz de hacer un programa de éxito, eso sí, siempre que hayamos encontrado aparcamiento.